La historia que se refiere en Ricardo III, no es una crónica anecdótica sino el temible reflejo de una desmesurada ambición de poder que consigue su soberanía con una cadena de violentos asesinatos. La actualidad de este relato reside, precisamente, en esto: La lucha por el poder desplaza los mecanismos políticos hacia maquinarias de guerra. La política es una práctica para llegar al poder un medio para reinar. Shakespeare desentraña en Ricardo III a un estadista con la ilusión de poder, a un general con ambición de guerra, y en esta dinámica no nos hallamos limitados por un ideal político o una ideología, pues la gran vitalidad de Shakespeare es la libertad que nos ofrece un personaje carente de ideología específica y de moralismos.
Nuestro propósito consiste en buscar y poner en escena la intimidad de un texto, donde todo es visible y público, revelando sus pliegues más íntimos y secretos, a través de una operación de sustracción de algunos elementos dramáticos, a nuestro parecer magnificados por la historia de la representación.